Mockingbird, de Marichelle Daywalt,
es un corto de terror que siempre me eriza los pelos de la espalda cuando
lo veo. A pesar de que es cortísimo, ese tiempo es más que suficiente para
contarte una historia con los detalles precisos que necesitas saber para
entenderla. Mockingbird es la historia de una pareja joven con un hijo bebé. Un
día el padre, mientras trabaja, escucha a su bebé llorar en el walkie talkie,
seguido de una voz tranquilizadora que le canta la canción que le da nombre al
corto. Pero mientras disfruta de la escena, la manilla de la puerta de su
departamento comienza a girar, y el hombre junto a su mujer se llevarán una
petrificante sorpresa.
El sonido de este trabajo es exquisito. Le da énfasis a los sonidos cotidianos de objetos que te envuelve en una realidad ficticia en el filme, haciéndote casi sentir adentro. A su vez tiene ese estilo de fotografía propio del género de terror que te da una perspectiva y un ambiente espeluznante con los colores y un toque de contraste. Este tipo de cortos, tan simples y precisos, son de los que transcienden en redes sociales por su sencillez y corta duración.
El sonido de este trabajo es exquisito. Le da énfasis a los sonidos cotidianos de objetos que te envuelve en una realidad ficticia en el filme, haciéndote casi sentir adentro. A su vez tiene ese estilo de fotografía propio del género de terror que te da una perspectiva y un ambiente espeluznante con los colores y un toque de contraste. Este tipo de cortos, tan simples y precisos, son de los que transcienden en redes sociales por su sencillez y corta duración.
-Aníbal Latorre
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